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Un equilibrio atento, por Alan Wallace

Actualizado: 22 jul 2022

¿Qué quería decir realmente el Buda con “atención plena”? B. Alan Wallace describe las implicaciones en tu práctica que puede tener una comprensión incorrecta del término. Artículo traducido por Casa Virupa de Tricycle.


El académico y maestro budista B. Alan Wallace es un autor y traductor de textos budistas prolífico. Graduado en Física y la Filosofía de la Ciencia por el Amherst College y doctor en Estudios Religiosos por la Universidad de Stanford, dedica mucho de su tiempo a combinar sus intereses en el estudio de las tradiciones filosóficas y contemplativas budistas y su relación con la ciencia moderna.



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Wallace es fundador y presidente del Instituto Santa Barbara para los Estudios de la Consciencia, en Santa Barbara, California. Aquí habla con Tricycle en profundidad sobre lo que él considera una práctica budista esencial pero ampliamente malinterpretada: la meditación en atención plena. Wallace argumenta que nuestra mala comprensión de esta práctica tiene implicaciones profundas para nuestra práctica meditativa y podría alejarnos del fruto último de la práctica budista: la liberación del sufrimiento y de sus causas subyacentes. Esta entrevista se llevó a cabo por email a lo largo de varios meses en 2007.


Durante los últimos meses has estado dialogando con muchos maestros budistas acerca de la atención plena. ¿Qué te llevó a centrarte en este tema? Desde hace años, me han desconcertado las discrepancias entre las descripciones de la atención plena que ofrecen, por un lado, muchos maestros modernos de Vipassana y psicólogos que se basan en ellos y, por el otro, las definiciones de atención plena que encontramos en la literatura budista tradicional Theravada y Mahayana. Cuando me di cuenta por primera vez de esta discrepancia hace unos treinta años, pensé que quizás se debía a diferencias entre el budismo Theravada y Mahayana. Pero cuanto más lo investigaba, más veía que las fuentes tradicionales Theravada y Mahayana están, en gran medida, de acuerdo entre ellas, y que eran las explicaciones modernas de la atención plena las que se alejaban de ambas tradiciones.


¿De qué forma discrepan las explicaciones modernas? A pesar de que a atención plena (sati) se equipara a menudo con atención desnuda, mis conversaciones con (y los recientes estudios de las obras de) los eruditos monjes Bhikkhu Bodhi y Bhikkhu Analayo, y Rupert Gethin, presidente de la Sociedad de Texto Pali, me llevaron a la conclusión de que la atención desnuda corresponde mucho más al término Pali manasikara, que se traduce comúnmente como “atención” o “compromiso mental”. Esta palabra se refiere a las fracciones de segundo iniciales de la simple percepción de un objeto, antes de que se empiece a reconocer, identificar y conceptualizar, y en los textos budistas no se considera como un factor mental positivo. Es éticamente neutral. El significado primario de sati, por otro lado, es recuerdo, no-olvido. Esto incluye memoria retrospectiva de las cosas del pasado, recordar hacer algo potencialmente en el futuro y un recuerdo centrado en el presente en el sentido de mantener una atención inquebrantable a la realidad presente. El opuesto de la atención plena es el olvido, de modo que la atención plena aplicada a la respiración, por ejemplo, implica una atención continua e inquebrantable a la respiración. La atención plena se puede utilizar para mantener la atención desnuda (manasikara), pero ninguna fuente budista tradicional iguala la atención plena con una atención tal.


¿Explicó alguna vez el Buda el término manasikara en sus instrucciones sobre la atención plena? No que yo sepa. El término se encuentra más preeminentemente en tratados sobre psicología budista basados en el Abhidhamma. En las instrucciones prácticas del Buda sobre tanto samatha (meditación de calma) y vipassana (meditación de comprensión), los términos sati y sampajanna son los que aparecen más a menudo. Sampajanna se suele traducir del Pali como “comprensión clara”, pero este tipo de conciencia siempre tiene una cualidad reflexiva: siempre conlleva la observación del estado de nuestro cuerpo o mente, a veces en relación con nuestro entorno. Por esta razón, prefiero traducir sampajanna como “introspección”, que aquí conlleva observación discernidora no solo de nuestra mente, sino también de nuestras actividades físicas y verbales.


¿Cuáles son algunos de inconvenientes de ver la meditación tan solo como un proceso de atención desnuda? Cuando la atención plena se iguala a la atención desnuda, puede llevarnos con facilidad a la idea equivocada de que cultivar la atención plena no tiene nada que ver con la ética o con el cultivo de estados mentales saludables y el atenuar los estados malsanos. Nada podría estar más lejos de la verdad. En el Abhidhamma Pali, en el que la atención plena se nombra como un factor mental positivo, no se la describe como atención desnuda, sino como un factor mental que distingue claramente estados mentales y comportamientos sanos y malsanos.

Entonces, ¿cuál es el rol de la atención desnuda? El cultivo de la atención desnuda es valioso de muchas maneras, y la investigación acerca de sus beneficios para trastornos psicológicos y fisiológicos está creciendo rápidamente. Pero es incorrecto igualar esto a la atención plena, y un error aún mayor el creer que eso es todo lo que es vipassana. Si ese fuera el caso, todas las enseñanzas del Buda acerca de la ética, samadhi (la atención altamente concentrada) y la sabiduría serían irrelevantes. Demasiado a menudo, la gente que supone que la atención desnuda es todo lo que hay en la meditación considera que el resto del budismo es palabrería. Se descartan las enseñanzas esenciales en vez de nuestras propias preconcepciones.

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A menudo se afirma que la conciencia desnuda prevendrá automáticamente el surgimiento de pensamientos malsanos. ¿Hay algún sustento para esta interpretación en los textos?

La conciencia desnuda como la conciencia calmada, no reactiva de nuestro objeto meditativo juega un rol crucial en la práctica de samatha, que alivia estados mentales afligidos tales como el ansia, la aversión, la insulsez, la agitación y la duda. También hay muchas referencias en los textos budistas a gente que consiguió una comprensión profunda y liberadora mediante lo que parece ser atención desnuda. Quizás el caso mejor conocido sea el del asceta Bahiya. Después de convertirse en un contemplador altamente realizado, se dio cuenta de que todavía no había conseguido la liberación, por lo que buscó la guía del Buda, quien le dijo: “En referencia a lo visto, solo habrá lo visto. En referencia a lo oído, solo lo oído. En referencia a lo sentido, solo lo sentido. En referencia a lo percibido, solo lo percibido. Así es como deberías entrenarte.” Y Bahiya logró inmediatamente la liberación.


Podríamos concluir fácilmente de esto que la atención desnuda es todo lo que se necesita en la meditación de comprensión. Pero debemos recordar que el caso de Bahiya era excepcional. Ya había logrado un nivel de maduración espiritual muy elevado antes de conocer al Buda, por lo que estas instrucciones esenciales eran lo único que necesitaba para purificar completamente su mente de aflicciones mentales. Para el resto de nosotros, la rica diversidad de teorías y prácticas en el budismo pueden ser de gran ayuda. La conciencia desnuda puede jugar un rol importante en esto y, en ocasiones, puede efectivamente evitar que surjan pensamientos malsanos. Pero si nos centramos únicamente en la atención desnuda, ¡también puede prevenir que surjan pensamientos sanos! Por ejemplo, las meditaciones para el cultivo de las cuatro virtudes sublimes de amor benevolente, compasión, alegría empática y ecuanimidad se practican con atención plena, no con atención desnuda. La atención desnuda no es una práctica completa, y por sí misma puede ser de ayuda pero también muy limitadora.


¿Tienen alguna relevancia práctica las diferentes definiciones de la atención plena? ¿O se trata simplemente de un problema de semántica? Es mucho más que un problema de semántica. En el castellano comúnmente usado, el término atención plena simplemente significa estar consciente o atento. Sati tiene una connotación mucho más rica, de modo que se aconseja encarecidamente a aquellos que deseen practicar la meditación budista que consigan una comprensión de este y otros términos relacionados lo más clara posible, basada en las fuentes más acreditables que encuentren. Si no, la meditación budista se convierte rápidamente en una especie de mentalidad de “estar aquí ahora”, en la que se pierde la extraordinaria profundidad y riqueza de las tradiciones meditativas budistas.


¿Ayudaría el estandarizar el significado de atención plena? Por respeto a la integridad de cada tradición, sería un error el forzarlas a todas en el mismo molde. Es importante ser sensible a las diferencias entre las diferentes escuelas. Pero en tanto que los discursos atribuidos al Buda y los comentarios principales están de acuerdo en el significado de la atención plena, los budistas de todas las escuelas deberían reconocerlo.


En su obra clásica del siglo quinto El Camino de la Purificación, Buddhaghosa, el comentarista más conocedor de la tradición Theravada, empieza su explicación de este tema exponiendo que es a través de la atención plena que somos capaces de recordar cosas o acontecimientos del pasado, lo que refleja la definición del Buda de este término. Su característica, escribe Buddhaghosa, es “no flotante”, en el sentido que la mente está centrada muy de cerca en el objeto de atención escogido. Su propiedad es “no perder”, nos indica que la atención plena nos permite mantener nuestra atención sin olvido. Su manifestación es “proteger” o estar “cara a cara con el objeto”, lo que implica que “la cuerda de la atención plena” sostiene la atención firmemente a su objeto elegido, sea un objeto único y relativamente estable o un continuo de eventos interrelacionados. Su base es el “darse cuenta poderoso”, lo que sugiere que su cualidad discernidora, que es crucial cuando practicamos satipatthana de cerca (las Cuatro Aplicaciones de la Atención Plena): atención plena del cuerpo, de los sentimientos, de los pensamientos y de otros fenómenos. Como dice Buddhaghosa, esa atención plena debería verse como un poste fijado en su objeto y como un guardián que protege las puertas de la percepción. Sobre la base de esta explicación clásica y acreditada, podemos ver fácilmente por qué la atención plena es esencial para samatha y vipassana en particular y para la práctica espiritual en general. Tradicionalmente, samatha es el método principal para cultivar atención plena, mientras que en la práctica de vipassana se aplica atención plena y sabiduría (panna) al cuerpo, la mente, los sentimientos y otros fenómenos.


En su rol psicológico como el recuerdo, sati es una facultad mental ordinaria que usamos en la vida cotidiana. Algunos de los ejercicios del satipatthana, tales como contemplar las partes anatómicas del cuerpo, no se pueden hacer con la atención desnuda (por ejemplo, de la forma en que se usa satipatthana en la práctica de escanear mentalmente las sensaciones corporales). En todos los casos, la atención plena que se cultiva en la práctica espiritual se aplica con inteligencia discernidora, observando a menudo los fenómenos dentro de los contextos de las categorías budistas tales como los cinco agregados. Esto es evidente en el discurso primario del Buda acerca de satipatthana, que va mucho más allá de la atención desnuda.


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¿Cuál es la diferencia entre atención plena y atención plena correcta? ¿Existe una atención plena incorrecta? Un francotirador escondido entre la hierba, que está esperando para disparar a su enemigo, podría estar silenciosamente consciente de cualquier cosa que surja en cada momento. Pero dado que está decidido a matar, está practicando atención plena incorrecta. De hecho, lo que está practicando es atención desnuda sin un componente ético. En términos generales, la atención plena correcta tiene que estar integrada con sampajanna (de nuevo, la introspección implica comprensión clara) y es solo cuando estas dos trabajan juntas que la atención plena correcta puede llevar a cabo su propósito. En particular, en la práctica de las Cuatro Aplicaciones de la Atención Plena, la atención plena correcta debe darse en el contexto Óctuple Noble Camino al completo: Por ejemplo, debe estar guiada por la visión correcta, motivada por la intención correcta, basada en la ética y cultivada en conjunción con el esfuerzo correcto. Sin la visión correcta o la intención correcta, podríamos estar practicando atención desnuda sin que se llegará a convertir nunca en la atención plena correcta. Por tanto, la atención desnuda no recoge de ninguna manera el significado completo de vipassana, sino que representa únicamente la fase inicial en el desarrollo meditativo de la atención plena correcta.


Hay una tendencia en ciertos círculos para favorecer la práctica de vipassana por encima de la práctica de samatha. ¿Puedes decir algo al respecto? El término samatha, traducido como “calma” o “quiescencia meditativa”, se refiere al amplio rango de prácticas cuyo propósito es el alcanzar el samadhi, o atención altamente enfocada o concentración unipuntual. Tanto la atención plena como la introspección son parte integral de todas las prácticas de samatha, y la conciencia concentrada que se consigue a través una práctica así puede aplicarse a cualquier tipo de objeto, grande o pequeño, simple o complejo, relativamente estable o cambiante. Numerosas escuelas budistas contemporáneas ignoran o, como mucho, marginan la práctica de samatha, sean Zen, Theravada o de Budismo Tibetano. Al enfatizar la “iluminación repentina”, la tradición Zen no enseña samatha como una práctica separada. Más bien, se incorpora en la práctica de zazen de “simplemente sentarse” y en las meditaciones sobre koans. Esta misma tendencia se ha trasladado recientemente a la tradición moderna vipassana, que quita el énfasis en samatha. Pero en la literatura tradicional Theravada y Mahayana, las prácticas de samatha toman un rol central en la tríada familiar de ética, equilibrio mental (el significado amplio de samadhi) y sabiduría. Además, la variedad de prácticas budistas que se enseñan en la categoría de samadhi cubren mucho más que simplemente el desarrollo de la concentración unipuntual. Estas prácticas están dirigidas al cultivo de estados excepcionales de salud mental y equilibrio, y todas las meditaciones de comprensión se practican de forma óptima con ese fundamento. Sin atención plena no se puede desarrollar equilibrio mental. Y sin la estabilidad y la intensidad de la atención que se consiguen a través de la práctica de samatha, las prácticas de sabiduría budistas están destinadas a estar incapacitadas por la agitación mental, el aburrimiento y otros obstáculos. La ética y el equilibrio mental se apoyan la una al otro, de la misma forma que samatha y vipassana.


La atención plena como práctica se asocia normalmente con la tradición Theravada. ¿Qué rol juega en la práctica Vajrayana? La atención plena, al ser la facultad de sostener una atención continua en un objeto elegido, es indispensable para todo tipo de meditación. En los múltiples ejercicios de visualización que se incluyen en las meditaciones Vajrayana, la atención plena nos permite sostener ese imaginario con estabilidad y claridad. El Vajrayana también incluye las meditaciones Mahamudra y Dzogchen y aquí, de nuevo, se hace un fuerte énfasis en la atención estable, luminosa y no-reactiva, de la misma forma que en el Zen. Pero el fundamento para estas prácticas de sabiduría sigue siendo el desarrollo de equilibrio mental, que incluye una atención calmada y vívida.


En las prácticas Mahamudra auténticas, por ejemplo, uno se entrena primero en las enseñanzas fundamentales de las Cuatro Nobles Verdades, incluyendo las prácticas de ética, equilibrio mental y sabiduría. Entonces uno se aventura en las enseñanzas Mahayana, especialmente en las del ideal del Bodhisattva, las explicaciones de la “Perfección de la Sabiduría” acerca de la vacuidad y la originación dependiente, y la naturaleza búdica. Sobre esa base, uno se inicia en el Budismo Vajrayana, que tiene sus propias prácticas únicas para transmutar nuestro cuerpo, palabra y mente en el cuerpo, la palabra y la mente de un buda. Finalmente, uno se entrena en la visión, meditación y forma de vida específicas de la tradición Mahamudra. La meditación conlleva una especie de “no hacer” radical, en el que uno descansa en la conciencia desestructurada, al soltar el aferrarse a todo tipo de apariencias sensoriales, recuerdos y pensamientos. Como resultado de dicha práctica, todas las experiencias surgen gradualmente como ayuda al despertar espiritual de uno, y finalmente todos los fenómenos se perciben como expresiones puras de la conciencia primordial, o naturaleza búdica.


La primera fase de la meditación Dzogchen, conocida como el “logro”, es muy similar al Mahamudra, y a primera vista podrían parecer idénticas a la atención desnuda que se practica en la tradición vipassana moderna y en el Zen. Pero como hemos observado, en el debate sobre la atención plena correcta, el contexto de nuestra práctica es crucial, y métodos que aparentan ser iguales en la superficie podrían tener profundas diferencias subyacentes. Por ejemplo, era tradicional que los monjes Zen generalmente se entrenaran en ética y que estudiaran los grandes tratados de su tradición durante años antes de dedicarse unipuntualmente a la meditación. Lo mismo es cierto a menudo en el Budismo Theravada y tibetano. Cada una de estas tradiciones presenta la práctica de meditación en el contexto de su propia cosmovisión, profundamente fundada en la comprensión budista.


¿Cuáles son algunas de las características diferenciadoras en las cosmovisiones Mahayana y Vajrayana que hacen de su uso de la atención plena diferente del de la tradición Theravada? La atención plena correcta emerge únicamente en el contexto de la visión correcta y la intención correcta, y cada una de esas escuelas de Budismo tiene su propia interpretación particular de esos dos últimos elementos del Óctuple Noble Sendero. En el Budismo Theravada, la visión correcta se centra en los tres temas de la impermanencia, el sufrimiento y la ausencia de yo. La intención correcta es una motivación para la práctica en base al reconocimiento de la naturaleza y las causas del sufrimiento, y al anhelo de conseguir la liberación irreversible de todas las aflicciones mentales que se encuentran en la raíz del sufrimiento. Algunos maestros vipassana contemporáneos rara vez hacen énfasis en la visión correcta o la intención correcta, y creo que hay dudas de que la práctica de atención plena resulte en cualquier realización que “trasciende el mundo” por sí sola. De nuevo, si la atención plena tal y como se la conoce comúnmente hoy fuera lo único que se necesita para alcanzar la liberación, entonces el resto de enseñanzas del Buda serían innecesarios.


En el Budismo Mahayana, la atención plena correcta se practica junto a la visión de la vacuidad, la originación dependiente y la naturaleza búdica, y con la intención de alcanzar la iluminación perfecta por el bien de todos los seres sintientes. Sin dicha visión y motivación, se dice que la práctica de la atención plena y cualquier forma relacionada de meditación no conducirá a la budeidad. En la tradición Vajrayana, la visión correcta incluye la “visión pura” de percibir todos los fenómenos como expresiones de la conciencia primordial, y la intención correcta es la motivación altruista para conseguir la iluminación perfecta tan rápido como sea posible por el bien de todos los seres. Esta es la misma motivación que en la práctica Mahayana, pero tiene un mayor sentido de la urgencia.


En cada uno de estos casos, la atención plena tiene un sabor distinto, de la misma forma que si se practica con una cosmovisión materialista y una motivación mundana – es decir, simplemente para aliviar el estrés y encontrar mayor felicidad únicamente en esta vida. Cuando la atención desnuda se practica en el contexto de una cosmovisión moderna y materialista, no hay sustento para creer que producirá los mismos resultados que cuando se practica en el contexto del Budismo Theravada, Mahayana o Vajrayana.


En el curso del siglo pasado, el budismo ha pasado por una especie de reforma protestante, con el declive del monacato y la creciente popularidad de la meditación entre los budistas laicos. Es fantástico que, en la actualidad, tanta gente incorpore la meditación budista a su día a día. Pero es importante que no ignoremos el valor de dedicar años al estudio y la práctica de la meditación como nuestra única vocación. Después de todo, no confiaríamos nuestra dentadura a alguien que únicamente haya hecho una serie de talleres de odontología y practicado durante una hora o así al día, de modo que, ¿no deberíamos ser más cuidadosos cuando confiemos nuestras mentes a instructores de meditación que no tengan años de entrenamiento profesional en la teoría y práctica de la meditación?


Todo depende de nuestra visión e intención respecto a la meditación. Si lo que realmente queremos es una especie de terapia meditativa que nos ayude a aliviar el estrés, resolver problemas psicológicos personales y llevar una vida más equilibrada, no necesitamos maestros de meditación altamente cualificados. Pero en el que caso que nos pongamos unas metas más elevadas – liberarse del ciclo de la existencia y realizar la perfecta iluminación –, entonces tenemos que confiar en aquellos que se han entrenado profesionalmente durante años en la teoría y la práctica de la meditación. Tradicionalmente, los monásticos han jugado un rol crucial en este sentido, y espero que lo sigan haciendo en el futuro. Pero para que eso ocurra, necesitan el apoyo de la laicidad budista, como lo han hecho en el pasado.


Con budistas a tiempo parcial en nuestras comunidades occidentales, ¿no es poco probable que generemos maestros iluminados? Si solo tuviéramos científicos a tiempo parcial, ninguna rama de la ciencia hubiera progresado al nivel de sofisticación actual. De la misma forma, si solo tuviéramos doctores y psicoterapeutas a tiempo parcial, estaríamos mucho peor respecto a nuestra salud física y mental. De forma más amplia, imagina un mundo con solo mecánicos, lampistas, granjeros y profesores a tiempo parcial. Si dejáramos todas las profesiones principales en las manos de novatos, la civilización moderna se empobrecería inconmensurablemente.

El camino al despertar espiritual es el más retador de todos los empeños humanos, y conlleva la transformación más profunda del ser humano, de una criatura engañada y miserable a un sabio iluminado. Si deseamos generar maestros iluminados en la sociedad moderna, entonces los individuos que deseen dedicarse a este camino de todo corazón –quieran o no tomar la ordenación monástica– deberían tener todo el apoyo posible. Este sería nuestro mayor regalo a las generaciones futuras.



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