Ya lo decíamos hace poco: la compasión budista no es una noción fácil, y todavía es más difícil si no podemos escabullirnos de esta pregunta mediante descripciones en negativo. Y, en cierto sentido, hay dimensiones de la compasión budista que no se pueden explicar, porque no son conceptuales. Pero, para dejar de escaparnos, probaremos tres aproximaciones a este estado de mente central para el budismo.
Es la culminación de la sabiduría
Es cierto que la compasión es central para el budismo, pero esta frase queda corta para una corriente de esta tradición en cuyo corazón late karuna incansablemente: el mahayana. Para las practicantes del gran vehículo o camino ancho (maha-yana), la compasión es la mejor expresión de que se ha entendido todo lo que se tenía que entender: es decir, que una se ha liberado de la ilusión de un yo separado de las demás. Ese despertar cognitivo se expresa emocional, ética y conductualmente como compasión, como deseo de erradicar el sufrimiento esté donde esté. ¿Qué más da si es tuyo o es mío, si no existimos de forma separada, si somos interdependientes?
Quizás en otro artículo enfrentemos la ingente tarea de aclarar qué es y qué no es la sabiduría en el budismo. Para nuestros fines aquí, solo podemos insistir en esto: la comprensión y la sabiduría, en el budismo, van de la mano. Son tan cercanas que se puede decir que son dos caras de la misma moneda, dos dimensiones de una misma mente libre de engaño y aflicciones. Trungpa Rinpoche describe con mucha belleza y claridad esta complicidad entre inteligencia y compasión:
Una analogía habitual en la tradición budista compara la verdadera compasión con un pez y la prajna (sabiduría) con el agua. Es decir, el intelecto y la compasión dependen el uno del otro, pero cada uno tiene su propia vida y función. […] Sin inteligencia y habilidad, la compasión puede degenerar en una forma torpe de caridad. Por ejemplo, si damos comida a alguien que tiene mucha hambre, temporalmente aliviará su necesidad, pero el hambre vuelve cada día. Si seguimos alimentando a esa persona constantemente, aprenderá que siempre puede obtener comida de nosotros cuando la necesite. En ese punto, hemos convertido a esa persona en una especie de medusa, incapaz de explorar cómo conseguir alimento por sí misma. […] Existe un criterio de prioridades para decidir qué situaciones requieren una acción inmediata y cuáles pueden esperar. Este tipo de compasión podría llamarse amor o afecto inteligente. Sabemos cómo expresar nuestro cariño de una manera que no debilite a la persona, sino que la ayude a desarrollarse. Es más parecido a una danza que a un abrazo. (Trungpa: 1991)
Es la superación del egocentrismo
En el sentido contrario de nuestra explicación anterior, la expresión emocional, ética y conductual de la ignorancia es el egocentrismo. Al vivirnos como entidades separadas, buscamos nuestro bienestar individual desligándonos del resto. O, más bien, acercándonos y queriendo conquistar, poseer y fijar aquello que nos parece agradable, valioso o familiar, y alejándonos, protegiéndonos o destruyendo aquello que nos parece desagradable, amenazante o fastidioso. Cuando esa forma tan torpe de vivir se debilita, la verdadera compasión es posible. No busca liberar a la otra de su malestar para dejar de sufrir una, poque es demasiado incómodo o para ser “buena” o una heroína. El sufrimiento, como decíamos antes, no es ni tuyo ni mío: no es personal. Dice Frank Ostaseski que “este sufrimiento pasa a través de mi de una forma única pero no es solo mío. Ha estado ahí desde el principio de los tiempos” (en Fernández: 2019).
En realidad, el sufrimiento es lo que nos conecta con toda forma de vida sintiente, y la compasión, el deseo amoroso y valiente de atenderlo, de aliviarlo y de transformarlo, sella esta condición común que no entiende de territorialidades. Mientras el egocentrismo se obceca en dibujar límites, la compasión los atraviesa todos con una riqueza, plenitud y generosidad que dejarían boquiabiertos a los superhombres o las almas fuertes con los que soñaba Nietzsche (Salellas: 2023).
Es la manera más natural y lógica de responder al sufrimiento
Pese al carácter extraordinario que envuelve la compasión así descrita, no deja de ser la forma más razonable de responder al sufrimiento, tanto propio como ajeno. Lo que debería extrañarnos es esa manía por engañarnos, esa persistencia en dividir el mundo entre lo que sí y lo que no, lo que me pertenece y lo que me molesta, lo que quiero defender y lo que me quiero sacar de encima. Por automático que sea el gesto, la fuerza del hábito no hace el egocentrismo y la separación entre yo y el otro más razonables. Allí están y hay que gestionarlas, pero consuela pensar que, a fin de cuentas, lo más cuerdo es querer aliviar el sufrimiento esté donde esté. ¿Quién puede, en su sano juicio, defender que su sufrimiento o el de sus allegados es más importante que el de los demás? Y, en cualquier caso, ¿por qué debería querer perpetuar este embrollo en el que ya estamos atrapadas?
Es mucho más liberador dejar que la claridad y la amabilidad simplifiquen nuestra situación y nos orienten. Nos puede ayudar prestar atención a aquellas personas que ya hace tiempo que se han sometido a esta práctica tan sanadora, y que nos dicen que “ la verdadera compasión consiste en hacer lo que necesita hacerse simplemente porque eso es lo natural y ordinario, cómo cuando alisas tu almohada por la noche antes de irte a dormir” (Halifax en Fernández: 2019), o que la compasión es tan natural como el gesto de la mano izquierda de curar a la mano derecha si se corta (Hanh: 2003). De la misma manera, si una persona sufre, acudes a ayudarle. Pero sin que la premura te despiste: poniendo lo mejor de ti en esa ayuda, tu corazón y tu inteligencia.
Bibliografía:
Beres, Derek. "Idiota Compassion and Mindfulness." Arc.net. Consultado el 29 de enero de 2025. https://arc.net/l/quote/takgnzdp.
Campos, Silvia Fernández. La presencia compasiva al final de la vida. [Sin editorial], [sin año].
Hanh, Thich Nhat. "Thich Nhat Hanh Address to US Congress, September 10, 2003." Plum Village. Consultado el 29 de enero de 2025. https://plumvillage.org/about/thich-nhat-hanh/letters/thich-nhat-hanh-address-to-us-congress-september-10-2003#:~:text=Thich%20Nhat%20Hanh%20address%20to%20US%20Congress%2C%20September%2010%2C%202003.
Salellas Bosch, Alfons C. "Nietzsche, Buda y la Compasión." Buddhistdoor en Español. Consultado el 29 de enero de 2025. https://espanol.buddhistdoor.net/nietzsche-buda-y-la-compasion/.
Trungpa, Chogyam. The Heart of the Buddha: Entering the Tibetan Buddhist Path. Boston: Shambhala, 1991.
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